Tras la vinculación entre AS Saint-Étienne y Stade Brestois (3-3), el discurso de Eirik Horneland, entrenador de ASSE, a sus jugadores trató de inculcar una renovada confianza y motivación para esta fase crucial de la lucha por el mantenimiento. El mensaje, retransmitido por fuentes internas en el club, apuntaba a galvanizar al equipo ante la presión y los desafíos del final de la temporada. El entrenador destacó el potencial innegable del equipo, destacando los momentos en los que, mediante el despliegue de un compromiso total, los jugadores produjeron fútbol de calidad, capaz de dominar a sus oponentes.
Horneland destacó la importancia de la confianza mutua, instando a sus jugadores a creer en sus habilidades tanto como creía en ellos. Reconoció el estrés inherente a la situación actual, con atención mediática y discusiones alrededor del ranking, pero pidió una mayor concentración y una búsqueda constante de resultados. El entrenador apreció especialmente el estado mental mostrado durante las fases ofensivas, dando la bienvenida a la capacidad del equipo para volver a la partitura, al tiempo que destaca que esta mentalidad debe mantenerse a lo largo del juego.
Finalmente, el entrenador tomó una dimensión más humana, enfatizando la importancia del crecimiento personal y deportivo, en paralelo. Hablando con jugadores experimentados como Appiah y Yunis, recordó que cada carrera está marcada por ups y downs, y que la capacidad de elevarse en adversidad es una marca de orgullo y resiliencia. Horneland alentó a sus jugadores a acercarse a los desafíos para venir con una sonrisa, consciente de que su desarrollo como hombres también se refleja en su progreso como futbolistas.