La Olympique de Marsella sufrió una amarga derrota contra el AS Monaco el sábado por la noche en el 29 día de Ligue 1, ganando una puntuación sin tres objetivos a cero. Esta contraperformidad no sólo llevó a una gran decepción para los aficionados de Marsella, sino que también relegó al equipo de las posiciones más altas de la clasificación, en beneficio de su oponente del día. El desempeño de los jugadores, marcado por una falta de intensidad y cohesión, reveló una preocupante fragilidad defensiva y una incapacidad para convertir las pocas oportunidades de meta, destacando una urgente necesidad de ajuste táctico y renovada confianza.

La primera mitad, caracterizada por la cautela mutua entre las dos formaciones, dio paso a un período de dificultades para la OM. Después del primer desfile de Rulli, Mónaco abrió la puntuación con un objetivo Minamino, lo que ilustra una falta de vigilancia por parte de la defensa de Marsella. Una oportunidad de oro para volver a la partitura, perdida por Luis Henrique contra el objetivo vacío, reveló los tormentos que seguirían, y exacerbaba el sentimiento de desilusión entre los partidarios.

El segundo período resultó ser una pesadilla para Olympique de Marsella. Dominante por un Mónaco clínico y organizado, el equipo concedió dos objetivos adicionales, acentuando así el sentimiento de impotencia. Las intervenciones de Rulli no eran suficientes para detener la marea adversa, y los jugadores, visiblemente desorganizados, parecían resignados a la magnitud de la derrota. Esta tercera derrota en cinco partidos de Ligue 1 destaca los principales desafíos que Roberto De Zerbi y su equipo tendrán que enfrentar para recuperar un lugar entre los mejores.