Tras el indeciso resultado del sorteo 2-2 contra Niza, Liam Rosenior, entrenador del Racing Club en Estrasburgo, expresó una sensación compartida entre la decepción del resultado y el orgullo que siente hacia su equipo. Destacó la imprevisibilidad inherente al fútbol, comparando la situación con acontecimientos inesperados, como la presencia no anunciada del portero en el dispositivo ofensivo, y afirmando que es precisamente este carácter impredecible que da al deporte todo su atractivo y pasión.
A pesar de la frustración que este resultado puede haber generado, Rosenior quería destacar el compromiso y la dedicación de sus jugadores. Subrayó la consistencia de su desempeño durante toda la temporada y en particular elogió su autonegación, destacando las dificultades encontradas por algunos, como las ausencias por lesiones o una pérdida de ritmo, que superan para dar al equipo lo mejor de sí mismos. Insistió en que la inversión total de sus jugadores es lo que más cuenta, más allá del simple resultado.
Finalmente, el entrenador destacó el estado positivo de la mente y el potencial de los jóvenes jugadores, que él considera un activo real para el futuro del club. Elogió su actitud sobre el terreno, su capacidad de perseverar a pesar de los peligros, y dijo que sentía un inmenso orgullo en ellos. En conclusión, Rosenior decidió mantener los aspectos positivos de esta reunión, destacando la belleza del fútbol y la aceptación de situaciones impredecibles que están fuera de control.