El AS Saint-Étienne comienza la temporada en Ligue 2 con un estatus favorito indiscutible, una posición reforzada por un poder financiero sin precedentes en la división. Sin embargo, según Romain Molina, esta fuerza económica enmascara preguntas persistentes sobre la gestión interna y las opciones estratégicas del club. La brecha financiera con los otros equipos es enorme, Saint-Étienne invirtiendo alrededor de 25 millones de euros en transferencias, más que la mayoría de los otros clubes combinados. Esta dominación económica impone una obligación de resultados inmediatos, especialmente como el contexto actual, con clubes históricos menos capaces de ofrecer salarios altos, acentua la posición sobredimensionada del ASSE. Molina también destaca una “operación casi anormal” donde el ego tiene precedencia sobre la lógica, y una estrategia de comunicación centrada en el acercamiento con partidarios, potencialmente para ocultar dificultades.
El primer partido de la temporada contra Laval confirmó el potencial ofensivo de ASSE, con notables actuaciones de Aimen Moueffek, autor de dos ayudas, y Augustine Boakye, que marcó un objetivo y dio un paso decisivo. El joven Luaan Gadegbeku mostró serenidad como centinela, mientras que Mickaël Nadé tenía un partido difícil, concediendo una pena. Gautier Larsonneur carecía de seguridad en la superficie, y Dennis Appiah fue puesto en problemas en su corredor, arriesgando perder su posición como propietario ante la competencia. A pesar de estos matices, el rendimiento general de ASSE fue alentador, confirmando su estatus como contendiente de título.
Los medios de comunicación y la presión popular serán inmensas para ASSE, que tendrá que confirmar su estatus favorito. Si bien la diferencia económica ofrece una ventaja innegable, también impone la obligación de lograr resultados. Las opciones de reclutamiento, a veces criticadas por su orientación a los jugadores de ligas menos prestigiosas, plantean preguntas sobre la relevancia de la estrategia del club. El futuro del ASSE dependerá de su capacidad de transformar su potencial en éxito, al mismo tiempo que gestiona la presión y las expectativas que lo acompañan. Un fracaso sería particularmente resonante dados sus medios y su condición.