Después de una fuerte derrota de 0-4 contra Auxerre, Will Still no escondió sus sentimientos: “Sabemos que es el final de un ciclo para algunos y el final de una historia para otros! Una observación lúcida, pero que esconde una realidad más preocupante en el vestuario artesiano. Muchos jugadores le dieron la espalda visiblemente a su entrenador, criticando una gestión considerada demasiado rígida o frágil. Esta fractura resultó en el suelo en una flagrante falta de compromiso y una falta de reacción, símbolos de un grupo totalmente perdido.
Inicialmente, la dirección de RC Lens quería retener a Will Still, convencido de su competencia y la calidad de su proyecto. Sin embargo, la situación ha cambiado visiblemente en las últimas horas: el consejo acaba de darse cuenta de que el entrenador está ahora aislado, sin el apoyo de su vestuario. Hay un dilema: ¿tienes que sacrificar al entrenador para reactivar la dinámica, o tienes que confiar en una reingeniería de la fuerza laboral alrededor de tu proyecto? La historia reciente del fútbol francés muestra que este tipo de crisis, si no se resuelve rápidamente, puede precipitar un club en una espiral negativa.
El RC Lens está en una encrucijada: el final de un ciclo está en funcionamiento, pero la forma en que el club maneja esta crisis determinará el futuro del proyecto artesiano.