Olympique Lyonnais está en un momento crítico, frente a una posible democión administrativa en Ligue 2 y una posible quiebra. El club es escuchado por la comisión de apelación del DNCG, la federación de fútbol francés, con la esperanza de evitar este desastroso resultado. Esta situación sigue una democión temporal, condicionada a la obtención de garantías financieras de aproximadamente 200 millones de euros. Se está llevando a cabo una operación de rescate, dirigida por el nuevo Presidente Michele Kang y su Director Gerente Michael Gerlinger, con el objetivo de recaudar estos fondos mediante reorientaciones internas y convencer al fondo ARES de invertir los 100 millones restantes.
Incluso en caso de retención en la Liga 1, las consecuencias financieras para OL serán considerables. El club tendrá que asumir un período de austeridad severa, incluyendo una reducción drástica en la factura salarial, la venta de jugadores de alto mercado, prohibiciones de reclutamiento y un desafío a las ambiciones deportivas. La presencia de Chris Mallon, especialista en recuperación de negocios y representante de ARES, subraya la importancia de esta situación. Si el DNCG confirma la democión, el futuro del club se vuelve extremadamente oscuro, con una deuda colosal de 541 millones de euros y un modelo económico debilitado.
Según Bernard Lions, periodista y consultor, el DNCG puede tener razones para no sancionar a OL, ya que una democión daría lugar a una pérdida de valor y recursos para el club. Además, esa decisión sería sorprendente dada la importancia de la OL en el paisaje de fútbol francés, recordando los casos anteriores de Burdeos y Saint-Étienne. El DNCG fue criticado por haber pedido al club que se asiente a un pronóstico y luego exigir 200 millones de euros. La decisión del DNCG, prevista para finales de semana, tendrá un impacto significativo no sólo en la OL, sino también en todo el fútbol francés. Mientras tanto, el club continúa sus preparativos para la temporada, mientras se prepara para lo peor.