Tras la decisión de Olympique Lyonnais de remitir el asunto al Comité Olímpico y Deportivo Nacional francés (CNOSF) para impugnar la suspensión de Paulo Fonseca, el entrenador reiteró su sentimiento de injusticia con respecto a esta sanción. Expresa su legítima esperanza de que su situación pueda explicarse antes del NOCFS, en espera de que se examine la decisión que considera excesiva y sin justificación alguna. Fonseca insiste en la necesidad de una forma de justicia, afirmando que Olympique Lyonnais está haciendo todo lo posible por obtener un análisis más equitativo del caso.
El entrenador era optimista sobre la posibilidad de un resultado exitoso, destacando la dificultad de aceptar tal situación. aspira a una reducción de la longitud de su suspensión y a la posibilidad de encontrar el vestuario de los jugadores, considerando esta proximidad esencial a su papel. Fonseca critica enérgicamente la idea de que su sanción sirve de ejemplo, citando precedentes donde los entrenadores han cometido actos más graves sin sufrir consecuencias comparables. Deplora un enfoque considerado arcaico, recordando que los métodos de la Inquisición no tienen lugar en el mundo contemporáneo.
Finalmente, Paulo Fonseca se posiciona como un respetuoso profesional del trabajo arbitral y del fútbol francés, reconociendo que su reacción, aunque inapropiada, no es representativa de su personalidad. Afirma que está en su tercera temporada en Ligue 1 y que sólo recibió una tarjeta roja durante este período. Sostiene que su castigo debe ser proporcional a sus acciones, pero no una lección para otros, reafirmando su sentimiento de que la decisión es fundamentalmente injusta.