Desde hace más de un siglo, AS Saint-Étienne ha acogido a jugadores de todo el mundo, dando testimonio de una creciente apertura a la arena internacional. Originalmente dominado por el talento francés, el club se ha caracterizado por un reclutamiento más diversificado, integrando jugadores de 52 nacionalidades diferentes. Esta internacionalización se ha acelerado en las últimas temporadas, extendiéndose más allá de la cuenca nacional y francófona para incluir a jugadores de Nueva Zelanda, Jamaica, Georgia, Israel, Serbia y muchos otros. La llegada de Joshua Duffuss, el primer jugador jamaiquino en la historia del club, simboliza esta tendencia y contribuye a un equipo ahora compuesto por casi dos tercios de jugadores extranjeros. Esta apertura está motivada por el deseo de ampliar el conjunto de talentos y fortalecer la competitividad del ASSE en Ligue 2, con la ambición de volver rápidamente a Ligue 1. El inglés se ha convertido en el idioma preferido de la comunicación dentro del club, reflejando esta nueva dimensión internacional.
La victoria de Asse 4-0 sobre Rodez el segundo día del campeonato confirma las ambiciones del club, pero el entrenador noruego Eirik Horneland sigue siendo medido. Aunque satisfecho con el resultado, destacó el desigual desempeño del equipo, con períodos interesantes que se alternan con deficiencias notables. Horneland insiste en la necesidad de mejorar la precisión técnica, la automatización de las acciones colectivas y la gestión de los tiempos de posesión. La mayor remodelación del grupo este verano implica un trabajo cohesivo que lleva tiempo, con problemas de fluidez en pases y combinaciones, así como necesidades de mejora física para algunos jugadores. Es crucial para el equipo desarrollar una mayor madurez defensiva y gestionar mejor los momentos débiles del juego.
Horneland reconoce el potencial del equipo, pero destaca la necesidad de avanzar en la eficiencia ofensiva. El ASSE fue ineficiente en el último gesto de esta reunión, y es imperativo volverse más realista ante las oportunidades. El objetivo es construir un equipo que pueda marcar su ritmo, presionar alto y ser clínico frente a la meta. A pesar de esta alentadora victoria, Horneland rechaza cualquier exceso de confianza, destacando que el sitio de construcción sigue siendo inmenso y que el camino a la cima de la clasificación será ahogado. El ASSE debe mostrar una consistencia mental y táctica de 90 minutos para alcanzar sus objetivos.