Después de la derrota de Racing en Mónaco (3-2), Liam Rosenior, el entrenador de Estrasburgo, expresó su decepción e incomprensión con el resultado. Señaló que la puntuación no reflejaba la intensidad del juego y el rendimiento de su equipo, que había dominado Mónaco a pesar de un grupo renovado y jugadores novicios. Rosenior reconoció que el equipo pudo haber jugado demasiado recientemente y tomó malas decisiones, pero insistió en el valor y la determinación de sus jugadores, quienes lograron volver a la puntuación contra un equipo monegasco líder. También expresa su frustración por ciertas decisiones arbitrales, que considera injustas y que tienen un carácter profundamente psicológico.
Rosenior admitió que su equipo había comenzado el juego mal, pero se negó a cuestionar el escenario después del golpe, creyendo que así es como los jugadores progresan y se desarrollan. Destacó la reacción positiva de sus hombres en la segunda mitad, quienes mostraron muchas cosas buenas y mostraron carácter volviendo a la puntuación contra un equipo de Mónaco. A pesar de la frustración actual, prefiere centrarse en los aspectos positivos y las lecciones aprendidas de esta derrota, con el objetivo de continuar realizando y ganando juegos.
Esta derrota en Mónaco, marcada por decisiones arbitrales impugnadas y fallos defensivos, representa un desilusión para el Racing Club de Estrasburgo, que termina una serie de cinco reuniones en una nota negativa. La entrada de Dilane Bakwa a la pausa planteó preocupaciones acerca de su eventual partida, dada su importancia crítica al equipo. El entrenador está ahora buscando el futuro, esperando convertir esta decepción en motivación para los próximos juegos, incluyendo la recepción de Le Havre en quince días.