Hace diez años Divock Origi dejó el LOSC para Liverpool, iniciando una etapa prometedora en su carrera. El huelguista belga, adicto por Jürgen Klopp que le llamó leyenda del club, se unió a AC Milan con la esperanza de ganar un título. Desafortunadamente, esta ambición no tuvo éxito, con sólo dos objetivos y un paso decisivo en 36 partidos. Hoy, cuando se acerca a su trigésimo cumpleaños, el jugador parece haber desaparecido del radar, planteando serias preguntas en Italia sobre su futuro, y AC Milan, a través de sus líderes como Zlatan Ibrahimovic, claramente indicó que no era parte del proyecto deportivo, relevandolo a la reserva del club.

Después de un período de lejanía y un préstamo sin éxito a Nottingham Forest, Divock Origi rechazó las propuestas de clubes que deseaban darle la bienvenida, a diferencia de su ex compañero de equipo Fodé Ballo-Touré que recobró colores en Le Havre. Milán ha intentado, sin éxito, ofrecerlo a diversas formaciones, tanto en Italia como en el extranjero, frente a una negativa categórica del jugador. Tampoco tuvieron éxito los intereses de los clubes turcos y árabes, ya que el jugador parecía decidido a extender su estancia en Italia, probablemente por razones fiscales. Su situación se ha convertido en tal que ni siquiera deseaba un feliz cumpleaños de AC Milan, con la excepción de la LOSC que ha mantenido una cierta nostalgia.

Divock Origi está actualmente obligado a AC Milan por un contrato que no terminará hasta junio de 2026, impidiendo que el club tome medidas para poner fin a esta situación. El atacante no muestra señales de querer renunciar a su exilio, y el período de transferencia de enero no cambió eso. La prensa italiana es irónica sobre una situación ineludible, aunque no se resolverá pronto, destacando que el último terreno donde fue visto data de hace casi un año, y que no ha usado la camiseta milanesa durante casi dos años.