En el período previo a la final de la Champions League, Luis Enrique, el entrenador Paris Saint-Germain, mostró una actitud de gran maestría y lucidez en una conferencia de prensa. A pesar de un récord excepcional esta temporada – Ligue des Champions, Ligue 1, Coupe de France y Trophee des Champions – sigue anclado en una búsqueda constante de mejora. Enrique señala que siempre ha favorecido el análisis y el progreso en lugar de simplemente celebrar el éxito, reconociendo que el trabajo está lejos de terminar y que los errores permanecen. Este enfoque pragmático y exigente ha transformado al equipo en una máquina de guerra, donde cada elección está bien pensado y donde la ambición de superar límites es una constante.
El capitán Marquinhos destacó la tremenda evolución de Fabián Ruiz, ahora un pilar clave del terreno parisino. Marquinhos insiste en calidad táctica, inteligencia de juego y lectura de los espacios excepcionales de Ruiz, destacando que su importancia no siempre había sido plenamente reconocida. La integración de Ruiz en el equipo es el resultado de un trabajo duro y una actitud profesional ejemplar, que inspira al resto del vestuario. Marquinhos está convencido de que Ruiz es ahora uno de los mejores lugares del mundo y que todavía puede hacer una valiosa contribución a la final de la Champions League.
Todos estos elementos dan testimonio de una profunda transformación de París Saint-Germain bajo la dirección de Luis Enrique. El entrenador español no sólo ganó títulos, sino que también puso en marcha una visión a largo plazo, desarrollando talento joven e inculcando ambición colectiva. Esta temporada, marcada por una cuádruple histórica, sitúa a Luis Enrique entre los mejores entrenadores de la historia del club. Su constante demanda y mentalidad perfeccionista son las claves de este éxito, y son más necesarias que nunca para dirigir al equipo hacia la victoria final en la Champions League.