Tras la reunión de Ligue Europa entre Olympique Lyonnais y Manchester United, el pasado jueves en el Estadio de Groupama, se produjeron incidentes lamentables entre partidarios ingleses y agentes de la ley franceses. Cerca de 2.800 aficionados británicos habían convergedo hacia el estadio para asistir al sorteo (2-2) que determinó el cuarto final de la competencia. La atmósfera, ya tensa por la importancia del partido, degenerada tras el encuentro, dando lugar a una confrontación que marcó las mentes.

Según testimonios recogidos y retransmitidos por el Daily Mail, el club Manchester United abrió una investigación sobre denuncias de partidarios que habían sido víctimas de gas lacrimógeno. The latter, trying to join the toilet after the match, were allegedly forced by the French police to wait in their parking lot, before being pushed inside by the use of these projectiles. Esta intervención, considerada desproporcionada por algunos, revivió preguntas sobre el apoyo de los partidarios extranjeros en eventos deportivos en Francia.

Este episodio, lejos de mejorar la imagen de la recepción reservada para los fans extranjeros, recuerda las duras críticas expresadas tras los incidentes en la final de la Champions League en la Stade de France en 2022. También planteó la cuestión de la gestión de la multitud y el uso de los medios de fuerza durante esas reuniones, así como la necesidad de una comunicación clara y respetuosa entre las fuerzas del orden y los partidarios.