En una conferencia de prensa previa a un viaje a Auxerre, Paulo Fonseca reiteró su insatisfacción con la sanción disciplinaria que le privó de cualquier oficina oficial hasta el 30 de noviembre de 2025. Esta grave suspensión fue el resultado de un incidente en el partido entre Olympique Lyonnais y Stade Brestois el 2 de marzo, donde el entrenador portugués, visiblemente superado por el arbitraje de Benoît Millot, tuvo un comportamiento inapropiado, lo que llevó a una confrontación con el árbitro y una tarjeta roja. In addition to the suspension, he was denied access to the changing rooms before and after the meetings until 15 September 2025, a restriction which he considered particularly harmful.

Frente a esta decisión, que llama injusta e incomprensible, Paulo Fonseca expresa su esperanza de que su sanción se reduzca, considerando desproporcionada a otros delitos cometidos en el mundo del fútbol. Insistió en que deseaba asumir la responsabilidad de sus acciones, pero se negó a sentirse instrumentalizado como ejemplo. Destacando su respeto por el trabajo de los árbitros y el fútbol francés, destacó que había recibido una sola tarjeta roja en tres temporadas gastadas en Francia, que, según él, dificultaba aún más la gravedad de la sanción.

El club de Olympique Lyonnais se comprometió a desafiar oficialmente esta sanción, y Paulo Fonseca, expresando su confianza en la justicia, dijo que estaba dispuesto a explicar la situación. Expresó su compromiso con la posibilidad de acceder a los vestuarios, un privilegio que consideraba esencial para su papel como entrenador y que, en su opinión, se le negó injustificadamente. Concluyó reafirmando su sentido de ser utilizado como ejemplo, que considera inaceptable.