La llegada de los fans de Lyon a Manchester para enfrentarse a Manchester United se convirtió en una serie de acontecimientos desafortunados, con lo que iba a ser una noche memorable. Por la tarde, los aficionados de Olympique Lyonnais, siguiendo las recomendaciones de los grupos de partidarios Bad Gones y Lyon 1950, invirtieron los bares y Shambles Square, creando un ambiente festivo y cálido. Sin embargo, la organización caótica de los servicios de seguridad de Manchester United ha creado grandes dificultades para obtener acceso al estadio, privando a una parte considerable de los fans de Lyon de los momentos cruciales y de patada del juego.

El acceso al estadio resultó ser una fuente de frustración y confusión, con un parque bloqueado inicialmente por las fuerzas del orden y los estadistes sobrepoblados. Esta situación creó una tensión palpable y alimentó la especulación sobre la posible venganza de los ingleses después de los incidentes durante el juego. Los fans, confinados y comprimidos, expresaron su disgusto por esta falta de explicación y la sensación de ser tratados como animales enjaulados. Las prolongadas condiciones de espera y acceso precario crearon una sensación de enojo y decepción, agravada por el hecho de que algunos partidarios se vieron impedidos de ir al baño o de hidratarse.

A pesar de estas dificultades, la atmósfera en el estacionamiento de Lyon siguió siendo eléctrica, con fumigantes y canciones apasionadas que reflejan el apoyo inquebrantable de los fans. La esperanza renace con cada objetivo marcado por Olympique Lyonnais, intensificando la atmósfera y creando un sentido de la euforia colectiva. Sin embargo, la eliminación final dejó un sentimiento de ira y frustración, con partidarios amargamente lamentando las condiciones de acceso y falta de organización que arruinaron lo que debería haber sido una noche memorable. Creen que tenían su sueño “flashed” por lo que pasó.