En un contexto de decepcionantes actuaciones deportivas en la Olympique de Marsella y creciente incertidumbre acerca de una calificación europea, se plantean varias voces para cuestionar la actual gestión del club, encarnada por Pablo Longoria. En RMC, Éric Di Meco, figura icónica de OM, expresó dudas sobre la capacidad de Longoria de asumir plenamente las responsabilidades inherentes a la posición del Presidente, destacando una brecha entre sus habilidades innegables como reclutador y director deportivo, y las exigencias del papel de liderazgo supremo. Di Meco incluso sugirió que la posición podría no corresponder a las aspiraciones personales de Longoria, señalando una falta de control sobre ciertas situaciones, como el arbitraje en el partido contra Auxerre, y cuestionando su capacidad de tomar decisiones cruciales en interés del club.
Jean-Michel Larqué, también consultor deportivo, reforzó esta crítica enfatizando la responsabilidad de Longoria en las dificultades actuales, a pesar de los muchos cambios en el personal y los entrenadores que han hecho el club rítmico desde su llegada a 2020. El ex jugador cree que el líder ya no puede aclarar sus costumbres e incluso se refirió a un período reciente cuando Longoria habría estado a punto de dimitir, destacando la intensa presión sobre sus hombros, especialmente debido a la carrera clasificatoria en la Champions League. La situación es aún más preocupante ya que el sector de defensa de la OM parece estar constantemente debilitado por las reiteradas ausencias y la falta de estabilidad.
Con sólo cinco días restantes del campeonato, la Olympique de Marsella se enfrenta a un momento crucial, cuando la falta de calificación para las competiciones europeas podría poner en peligro definitivamente el proyecto de Pablo Longoria y las preguntas sobre su capacidad para llevar a cabo las ambiciones del club. El futuro de la gestión de OM parece estar suspendido de las últimas semanas de competencia y la capacidad de Longoria para responder a la crítica y levantar la barra.