OL experimentó una transferencia significativa con la salida de Lucas Perrin a Leeds United, una decisión impulsada principalmente por consideraciones financieras. Después de un año y medio en el club, el portero fue vendido por una asignación de casi 10 millones de euros, lo que representa un valor añadido para OL que había invertido inicialmente más de seis millones. Esta venta se considera una pérdida deportiva, a pesar de los puntos a mejorar, pero ayuda a fortalecer la situación financiera del club y satisfacer los requisitos del DNCG, que recuperará toda la cantidad. Inicialmente Botafogo iba a recibir una mayor parte de la compensación, pero OL ya había pagado una suma adicional para aumentar el importe total de la transacción.
Al mismo tiempo, el equipo de Paulo Fonseca hizo una amistía contra la RWDM Brussels, que permitió al entrenador evaluar una composición de equipo más cerca de lo que podría ser previsto para la próxima temporada. A pesar de las posibles ausencias y a veces las opciones tácticas experimentales, OL ha demostrado cierta maestría y un sólido juego colectivo, en particular gracias a la participación de jóvenes jugadores como Khalis Merahd. Fonseca destacó el valor y la determinación de los jugadores, incluso los que no tenían mucho tiempo para jugar la temporada pasada, y expresó satisfacción con la reacción del equipo a la presión adversa.
El entrenador apreció especialmente el juego de servicio colectivo y la capacidad del equipo para adaptarse a las diferentes fases del juego. Jugadores jóvenes como Ruben Kluivert y Lassine Diawara confirmaron sus cualidades, mientras que la velocidad de Alejandro Gomes Rodríguez y Afonso Moreira permitieron disfrutar de los espacios dejados por el equipo alemán. Esta preparación permitió a OL acercarse a la pasantía de Innsbruck con renovada confianza, habiendo creado un equipo competitivo capaz de ofrecer un juego interesante.